
No sé bien por qué, pero últimamente me invaden los recuerdos. Un amigo de hace ya tiempo me da la mano cada día, a veces me regala un abrazo, suelen alegrarme porque escasean, cuando algo abunda pierde su valor. Hoy le he tenido cerca unos 30 minutos, a penas hemos hablado, ni sé por qué. Y llega otro recuerdo, sí señor.
Estoy en un aula diminuta ensayando con unos colegas un tema de rock, me viene a la mente su imagen y las manos se me paralizan. Teclas blancas y negras. Empezaba a querer demasiado a quien no debía. Y no me importaba. "Vengo a despedirme, no quieren que sigamos viéndonos". Me mataron sus palabras. Ni pude mirarle a la cara mientras las dijo, quizá se ofendiese por no hacerlo. Me disculparé.
- Hey, tio, estás bien?
- Eh... sí.
- Tu partitura es una mierda, cómo no puedes tocarla?
- No es mi día, lo siento.
Y así varias veces. Maldita sea, el destino es indescifrable. Meses despues, la boca que un día se despidió dijo lo que necesitaba oir; prefería romper la norma, y verme, prefería correr el riesgo. No recuerdo bien mi respuesta, la verdad, pero sí que recuerdo cómo me sentí. Todo lo que uno desea llega siempre tras un largo plazo de espera.
Hace unos días me tapaste el sol. Hoy he escrito esto. Y mañana, mañana te daré un abrazo en lugar de un apretón de manos y te daré las gracias.
2 comentarios:
Es muy bonito agradecer.. Gran texto =)
Bonita foto, bonito texto.
Un Beso :)
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