martes, 30 de noviembre de 2010




Y así fue como, poco a poco, ese adolescente tan tremendamente raro comenzó a olvidar que podía ir a un mundo de locos. Pues ya los locos habían perdido, más que la cordura, aquello que les hacía parecer alguien.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Soplé fuerte, pero esta vez me quedé a medio camino. No era este lado ni el otro. No había llegado al reino de nadie. Simplemente estaba en ningún sitio. Simplemente estaba. Simplemente.
Y en la oscuridad se aproximan dos reflejos de mí. Sonrientes, enmascarados. Y entre pregunta y pregunta mostraban su mofa.
- Es tiempo de elegir, y tú siempre eliges mal.
No contesté pero me respondí a mí mismo. Me dije que me quedaría estático, y cómo no sabía cuando empezar, empecé en ese mismo momento, y me quedé allí, de pie, quieto. Hasta que la oscuridad se deshizo arenosa. Y cayendo al suelo como un gran telón de terciopelo negro, dejó ver los árboles del bosque del otro lado. Había llegado. Y no sabía qué camino elegir. No sabía a quién quería ver.

martes, 2 de noviembre de 2010

He perdido la cuenta de los días que llevamos sin hablar. Sé que han sido pocos, pero se me hace eterno. Empiezo a ser cruel como al principio. Hablo del principio como si realmente supiera dónde está.

Empiezo a creer que necesito escribir para no enloquecer. Pero vaya, quizá sea al contrario. Nunca me había llamado tanto la literatura como en los últimos meses. Y cuanto más escribo, más quiero escribir. Y esas ganas potencian mi profundización en lo ilógico de mis pensamientos. Se me hace amargo comprobar que tenías razón, soy un puto loco. Y me da miedo convertirme en ti.

 

Hace unos minutos charlaba con el pilar que ha soportado mis delirios este tiempo. "He leído de nuevo esos textos. Está loco. Me aterra enloquecer como él. Y por el momento ya escribo como él. Y mi ánimo se encamina al suyo".

Quiero dejar constancia de mi existencia cuando muera. Y no por el hecho de vivir estando muerto, sino de disfrutarlo en vida.

 

Justamente estaba replanteándome mis publicaciones en internet. Cualquiera puede buscar mi nombre en google y encontrar esto. Bien, y acabo de contar que estoy perdiendo la cabeza.

Amigos, perdonadme.

lunes, 1 de noviembre de 2010

He pasado la noche del viernes fuera. Paso de contarlo todo, fue tan aburrido que ni mis delirios podrían amenizarlo.
Noche de Halloween en casa, leyendo. El libro no es especialmente de mi gusto, pero admito que es bonito, a estas alturas quizá me haga llorar, pero 3 ó 4 lágrimas, no más. Intento despejarme y me paseo por el dormitorio. "Paseo", como si pudiera dar más de 3 pasos... Me quedo ante el espejo, aún no me he acostumbrado a él. Mi reflejo parece reírse de mí, casi creo que no soy yo, pero ese delirio no me pertenece.
He tenido más flashes, pero no me apetece contarlos. Haré como si nada, es más que inútil evitarlos. Ya no me inquita tanto el futuro. Tanto. Me desequilibria más la quietud del presente. Los brazos cruzados.
Me tiro en la cama. He leído libros mejores... El Principito va en cabeza hoy día. Ya hace mucho que nadie me llama Principito, quizá se me haya caído la corona.
Cuando era un pequeñajo se me daba bien dibujar. Y anoche me apeteció. Un cuaderno, un lápiz, una goma. Dibujé una escena del libro que intento escribir y que, seguramente, nunca acabe. He perdido facultades, pero me permito el capricho de decir que no se me da del todo mal. Parece que mis manos aún sigan teniendo 6 ó 7 años. Parecen dibujos de un niño.
Tengo que tomar la misma decisión. Otra vez. Y, sabiendo las consecuencias, dudo.
Una silueta llora cabizbaja en el muelle del Tinto. Y no sabe qué fecha es.