jueves, 31 de marzo de 2011

Se trata de un espejo redono, de una lista de tareas escrita con tinta roja, de un rey de capa naranja que hace que el mundo gire, de unos cuarenta ponis deseosos de ser tachados y de una caja llena de conchas aún con arena. Se trata también de una historia en la que se cruzan tres ángeles, otra en la que la música une a los enamorados, otra en la que un sueño juega con la fe. Se trata de los ojos azules, capaces de reflejar una puesta de sol robándome un "wow", capaces de recordarme que existe algo más, capaces de hacerme confundir el dorado y el blanco. Se trata de los locos y locos sin sombreros, de las sombras, de la chica que espera asomada al balcón. Se trata de la corona que a veces se me cae, de la sonrisa que a veces olvido, de la cabeza que siempre pierdo. Y es que nada acaba y más empieza, y me piden que salte, que salte con fuerzas, quizá mostrando fe, quizá mostrando arrogancia, pues los antifaces se contradicen. Y lo escrito se repite.

Soplé fuerte, pero esta vez me quedé a medio camino. No era este lado ni el otro. No había llegado al reino de nadie. Simplemente estaba en ningún sitio. Simplemente estaba. Simplemente.
Y en la oscuridad se aproximan dos reflejos de mí. Sonrientes, enmascarados. Y entre pregunta y pregunta mostraban su mofa.
- Es tiempo de elegir, y tú siempre eliges mal.
No contesté pero me respondí a mí mismo. Me dije que me quedaría estático, y cómo no sabía cuando empezar, empecé en ese mismo momento, y me quedé allí, de pie, quieto. Hasta que la oscuridad se deshizo arenosa. Y cayendo al suelo como un gran telón de terciopelo negro, dejó ver los árboles del bosque del otro lado. Había llegado. Y no sabía qué camino elegir. No sabía a quién quería ver.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Estaba entre barrotes de agua, pensando en lo radiante de aquel chico que antes sonreía todo el tiempo, que no concía maldad y que tan simple vestía. Luego pasó lo que otras veces, un flash back me robó mis pensamientos. Fue uno de esos que pocas veces tengo, en los que el recuerdo se distorsiona, creando una realidad paralela, quizá deseada, quizá destructiva. La verdad es que cualquier pena valió y vale la pena, sí, pero lo impresionante es la razón de esto.

Tras tanto tiempo confieso que sigo sin saber muy bien qué hay en mi cabeza y en mi corazón, que las mismas historias rondan mi cabeza, de principio a fin, que por mucho que odie los bucles vivo apegado a ellos, como el camino de vuelta a casa, como mi manera de comerme el bocata del recreo, o escuchar las canciones que convierten el agua en arena y el techo en estrellas.

A veces me pregunto cuándo pasará todo, porque la fecha límite se acerca. Pero creo, que ésta es una de esas etapas que marcan para siempre y que hacen que no vuelvas a sentirte jamás como antes, aunque a veces un buen rayo de sol y una carcajada te devuelvan lo que es tuyo. Tu sonrisa, tu luz.

martes, 22 de marzo de 2011

Él es increiblemente desesperante. A veces sonríe cuando te ha agobiado con una de sus frases sin sentido. Además te pide cosas sin darte explicaciones, como que te calles, saltes o cierres los ojos; y tú, bajo esa confianza que desprende, le haces caso. Y en ocasiones hace movimientos bruscos y extraños, dice palabras inventadas, habla solo o se agobia por chorradas. Aunque admito que me encanta su tendencia a sentarse en los sitios menos esperados; como aquella vez que se sentó en pleno centro de la ciudad porque estaba "estresado" y necesitaba relajarse. También me encanta cuando reflexiona frenéticamente sobre estupideces, como el color de sus zapatos, el camino que elige al volver a casa, su corte de pelo y sus vaqueros. Como ya he dicho, me desespera, pero me encanta. Y aunque siempre llegue tarde, me gusta que se entretenga por el camino, ¿cómo una mariposa o una berja mal pintada puede provocar tanta pasión? Y esas personas... esas personas a las que mira tan fijamente mientras frunce el ceño diciendo "quiere hacer algo malo", "esconde un secreto" o, mi preferido: "está enamorado". Y es que él reconoce a los enamorados con sólo mirarlos, como si las mariposas de sus estómagos se dejasen ver a través de un ombligo a modo de ventana. Y en ocasiones, cuando nadie mira, él cierra los ojos e imagina, imagina su futuro reviviendo su pasado, siendo quien era, pues aunque es raro de cojones, él quiere ser el raro de antes, que el raro de ahora, más que raro es (un) extraño.

sábado, 19 de marzo de 2011




Me encanta irme a dormir y descubrir que la señora Molly ha vuelto a dejarme uno de sus bombones caseros sobre la almohada de mi cama.


jueves, 17 de marzo de 2011

Señora Pelusa de debajo de mi cama, he pensado, y teniendo en cuenta su tamaño y los años que lleva ahí, yo diría que es usted mayor de edad. ¡Váyase e independícese!

lunes, 14 de marzo de 2011

De nuevo no sé qué hago aquí. A veces pienso que mis textos son gritos de ayuda. No quiero hablar de lo que hay en mi cabeza. No quiero decir nada importante. Siempre uso las mismas palabras pero no es que no hay más. No entiendo nada. O casi nada. Sigo sin comprender el puzzle, y a veces creo que no es un simple juego. Nunca entendí por qué tanto misterio, tanto secreto, tanta lentitud, con lo fácil que resultaría soltarlo todo en un sólo mensaje.

Sólo espero que esta vez, como alguna otra vez anterior, haya algo que se me haya escapado, y que las nubes cambien de rumbo, porque no se distinguirían mis lágrimas entre su lluvia.

viernes, 11 de marzo de 2011

Sinceramente, hoy escribo por escribir. No me apetece escribir palabras repetidas, ni quejarme ni agradecer. Llueve.

Ayer, al irme a la cama, recordé una etapa muy rara de mi corta vida. También recordé cómo me sentía, lo difícil que era, pero lo bien que sentaba ver los resultados. Me pregunto si seré capaz de recuperar eso.

Y es que ella se queja por tener lo que yo tanto deseo.

martes, 8 de marzo de 2011


Gracias por los comentarios, pero nunca he sabido encajar un piropo. Cambiando de tema radicalmente... Una amiga intentó explicarme que hay sentimientos irracionales, inexplicables e incalificables. Supongo que amor o amistad no siempre son términos adecuados. A veces alguien llega y, sin más, te hace sentir acompañado. Puedo decir que no hay etiqueta para eso, y que nadie me advirtió de algo así. También puedo decir que nadie tiene algo tan especial.

Supongo... que a veces... está bien no ser el único despierto en un mundo de ojos cerrados.

lunes, 7 de marzo de 2011




viernes, 4 de marzo de 2011






Para que una guerra acabe, uno de los bandos debe ser totalmente compasivo y bondadoso. Sino, los actos de uno siempre estarán defendidos y justificados por los actos anteriores del otro. Cuando uno de los bandos no tenga con qué culpar al otro, entonces la guerra no será más que un juego en el que el matón se ría del pacífico, hasta que el primero entienda el papel que juega; el de cobarde armado.

jueves, 3 de marzo de 2011

Vuestros comentarios me han hecho pensar y me he entristecido. ¡Locos! ¡No me hagáis caso! Caed enamorados, jugáosla, y llorad cuando sea necesario. Una vida sin amor es mucho más cómoda y sencilla, pero una vida sin amor... no es vida.
Y ahora que llega carnaval, los antifaces y las máscaras son más visibles que en el resto del año.


martes, 1 de marzo de 2011

Me gustaría volver a verte. Esta noche si fuera posible. Y recordarlo. Te echo de menos, y suelen humedecerse mis ojos cuando te pienso. Siento... tu amor desde aquí. No sé si eres tú el que mueve las cosas de sitio, o el que intenta protegerme, pero sé que estás ahí. Te noto a veces. Debo decirte que me sentí culpable por no predecir la fecha, por no poder sentirte, por no despedirme. Y esa noche, esa noche la culpa se fue. De verdad, muchas gracias, porque calmaste una de las heridas y me hiciste recuperar la fe, en mí y en Nadie.

Te quiero. Pero ya lo sabías de antes.
Es cierto que quiero ser feliz y por ello huyo. Pero también es cierto que deseo más aún reparar todos los daños y, por supuesto, verle feliz. Pues, sin saber muy bien cómo, ha logrado ser el único hombre por el que arriesgaría (y arriesgo) mis lágrimas.

Esta vez no pido respuestas.
Esto no es más que una hoja garabateada, y en lugar de borrar los trazados, intento taparlos con más tinta, logrando así una enorme mancha que impide ver el color del folio, que, según el As de diamantes, era de muchos colores.

No recuerdo quién soy.
Creo que todo esto se debe a la búsqueda de una respuesta que, sin más, no tiene pregunta.