jueves, 30 de septiembre de 2010
martes, 28 de septiembre de 2010
domingo, 26 de septiembre de 2010
Sí, he cambiado el color marrón por el blanco.
"Cuando todo haya pasado. ¿Y cuándo será eso?"
viernes, 24 de septiembre de 2010
"No todo lo que reluce es oro"
jueves, 23 de septiembre de 2010
miércoles, 22 de septiembre de 2010
«Si deseas algo con mucha fuerza, déjalo en libertad. Si vuelve a ti, será tuyo para siempre. Si no regresa, no te pertenecía desde el principio.»
Bien, si estas palabras fueran ciertas0 (que lo son) el final hubiera sido idóneo si la chica no hubiera aceptado el rechazo, si hubiera luchado un poquito, o, si tal sólo, hubiera mostrado su desencanto o desacuerdo. Quizás si ella le hubiera intentado explicar él hubiera comprendido que le necesitaba para ser feliz.
viernes, 17 de septiembre de 2010
Él tendrá que ser diferente al resto. Su cara tendrá que ser pálida y sencilla, bonita y sonriente. Su pelo tendrá que ser rubio y ondulado, sus ojos, de un color verde claro e intenso, y sus labios finos y rosados. Él tendrá que tener la risa más simple y encantadora de todas. Tendrá que saber defenderse, y luchar, pero sin perder la educación y la compostura. Tendrá que creer aquello que no pueda ver, porque sólo así podrá entenderme. Tendrá que gustarle viajar, pero tambien ser tranquilo y sereno. Tendrá que ser viril y delicado. Tendrá que abrazarme con fuerza cuando yo no vea la manera de mantenerme en pie. Tendrá que mirarme con esa mirada que ya conozco, que destroza la belleza de las estrellas. Tendrá que ser amable y entrañable. Tendrá que sentir alegría cada día, y contagiarme de ella. Tendrá que sentir pasión por las pequeñas cosas y contestar una larga lista cuando alguien le pregunte qué cosas le gustan. Tendrá que tener valor y fe. Tendrá que saber qué es importante y qué no, que no todas las costumbres son correctas y menos aun, necesarias. Tendrá que acompañarme a bucear porque realmente le importa que cumpla todos mis sueños. Tendrá que besarme la mejilla a menudo, y hacerme sonrojar con piropos simples pero siempre ciertos. Tendrá que pensar que soy "genial". Obviamente tendrá que quererme y decirlo sin tapujos. Y su alma... su alma tendrá que ser de color blanco. Y de camino, tendrá que aparecer con el sol de espaldas y hacerme sentir que es la segunda vez que nos cruzamos. En el mismo lugar, con las mismas ganas.
Tendrá que encontrarme en medio de este caos.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
Caminaba por los barrios más antiguos de la ciudad. A pesar de estar el cielo despejado las calles estaba grises y tristes. Los malhumorados ancianos me miraban mal, a ellos no les gustan los forasteros. Uno de ellos se atrevió a mostrar su descontento:
- ¿Qué andas buscando aquí?
- A alguien - contesté con voz tenue pero firme.
- ¿A quién? - insistió mientras se incorporaba en su silla de madera.
- Busco a Fran Costa.
- Aquí no vive. Lárgate.
- Lo sé. No busco su casa. Le busco a él.
- Vete - dijo mientras el gato negro que tenía sobre sus piernas vino a mí.
Cruzamos las miradas, parecía consciente de todo. Me agaché para acariciarle y me mostró su placer ronroneando.
- ¿Tú sabes dónde está él?
El gato negro contestó con un maullido.
- ¡No había pensado mirar ahí!
Me puse en pie sonriente y di un par de pasos antes de parar y mirar atrás.
- Gracias, pequeño, hacía tiempo que no eran amables conmigo.
Y empecé a correr, sonriendo y llorando como nunca. Estaba a punto de cumplir mi destino. Mover una estrella resultaba pan comido si lo comparaba con mi larga búsqueda. Y ahora, despues de mil historias, y cargando con kilos de arena en cada zapato... corro enloquecido mientras planeo cómo hacerle feliz el resto de su vida.
lunes, 13 de septiembre de 2010
viernes, 10 de septiembre de 2010
Mis despertares empeoran cada mañana. BOOM! BOOM! BOOM! Parece que mi corazón fuera a salir disparado abriendo un agujero en mi pecho. Oigo mis propios latidos, como en una película de terror. Me pregunto si alguien se dará cuenta de lo rápido y fuerte que late. A ratos duele.
Ahora late lento y suave, debe haberse quedado dormido.
Tengo planes para esta noche, comprar una botella cuyo contenido desconozco, mezclarla con algún refresco y digerirla. Haremos algunas fotos y mañana no recordaremos ni la mitad de la noche. Que cutre.
Un hombre ya mayor cuyos ojos jamás envejecieron ve como su vida se distorsiona convirtiéndose así en un sueño deforme y confuso. El cuerpo del hombre es frágil, y su alma, fácil de corromper. A veces miro sus ojos azules, como ya he dicho, siguen siendo jóvenes. Son preciosos. Debía de ser muy guapo. Su ilimitada paciencia y su actitud pacífica se convierten hoy en intolerancia agresiva. Una mala racha.
El tiempo vuela - Gritan sus ojos mostrando una mirada perdida.
Mientras, su boca te saluda como si nada, pero su cara muestra una sensación de asombro difícil de contener, como si aquello que viera fuera grandioso secreto. No sabía que este hombre me quisiera tanto. Una campana tintineante susurra lo que el guarda.
Te quiero, abuelo.
Nunca hemos mantenido una conversación larga, pero ahora muestra empeño. Serán las ganas de lograrlo antes de que nos separen. Aun así siempre me ha mirado de forma especial, y nunca me he dado cuenta. Hasta hace poco. Me mira y no retira la mirada. Y quien me mira no es él, sino el hombre joven que lleva dentro. Parece un espejo. Siento que puede ver dentro de mí cuando cruzamos las miradas. Una sensación intensa.
Estoy planteandome la idea de cerrar el blog. Aunque seguramente me decante por dejarlo abierto, en uso o desuso, pero abierto. En este blog hay tantos recuerdos y emociones como en mis adorados zapatos marrones.
jueves, 9 de septiembre de 2010
Me despierto un poco agobiado. Esta no es mi cama. Miro el reloj digital que me despertaba cada día a las 7 de la mañana, a pesar de que empezaba las clases a las 9. Ojeo un poco alrededor, mi padre ha pasado la noche fuera, me acosté ahí para hacer compañía a mi madre, pero ya no estaba. Habrá ido a trabajar.
El corazón me late fuerte.
"Hay algo que me agobia, no quiero recordar el qué". Unos pocos minutos fueron suficientes para que los recuerdos esquivasen los obstáculos que les empedían penetrar mi cabeza. ¿Qué más da? Seguro que ya queda menos.
Intento recordar una frase de una canción que me había gustado bastante y logró hacerme sonreir. No hay manera, mi memoria encoge por segundos. "Tonterías" dice mi madre cuando le explico que tengo memoria de pez. Pronto olvidaré mi nombre.
- Me estoy volviendo loco. Seguirás queriéndome si me vuelvo loco?
- Claro! yo siempre te voy a querer.
- Cuando empiecen las clases me pondré a comer como un cerdo. Me querrás si engordo?
- No! no, no, no, y no. Si engordas dejaré de quererte.
- Sólo eres mi amiga por mi atractivo cuerpo... lo sabía!
Reímos un poquito. Se siente como una caricia sobre una herida reciente, como un soplo donde más pica. Ya no me resisto ante nada, dejo que mis pies anden sin mi permiso y me lleven al hoyo más oscuro y profundo. No voy a resistirme ante el cariño, la ilusión o el miedo. Nada es para siempre. Ya lloraré mañana lo que he reído hoy.
- Eres la chica más especial de mi vida.
- Y tú el chico más especial de mi vida.
Mis recuerdos se pisan unos a otros. Estoy en la estación de autobuses. No hay sol, estoy solo. Nunca he estado solo aquí. Qué recuerdo es este? Estoy descalzo.
El oleaje no te deja ver... que la orilla está al llegar.
Esa es la frase que me hizo sonreir. Además de esperanza, me trae recuerdos. He olvidado tantas historias... pero todas forman parte de mí.
Aparezco en la ducha. Nadie lo sabe... pero aquí el mundo se para. Creo que es culpa del agua. Me traslado a la playa. Este recuerdo sí es real, es invierno, hace frío, llevo ropa de abrigo, pero no llevo calzado. Claro... vine patinando. Me quedo mirando un rato el horizonte, el sol, la orilla, las parejas paseando. He dejado tanto atrás... no pensé que llegaría tan lejos. Ya el sol no me habla, solo susurra, no puedo oirle con claridad, y es mi culpa. Antes solía derramar alguna lágrima de alegría al visitar mi lugar. Ahora que estoy aquí de nuevo... siento como mis ojos se vuelven llorosos, pero de pena y nostalgia. Voy a seguir adelante. Algún día será muy tarde y todos pediremos deseos rogando el perdón, porque nadie actuó bien.
Intenta esquivar tu destino un ratito... si se rompe... mala suerte, amigo.
No comprendo el puzzle. No lo entiendo y siento miedo. He visto como se rompen los cuentos de hadas, el hombre posee la libertad de rechazar su destino, por maravilloso que pueda ser. Nunca pensé que fuera tan débil.
No todo lo que reluce es oro.
No todas las palabras importantes hablan de amor.
Temo convertirme en una de esas personas que se enmascaran con seriedad y ocultan sus sentimientos y su vida, como si de un gran secreto se tratara, tan sólo para no sentirse emocionalmente vinculado a nadie. Me siento pequeño, minúsculo. Esto me queda grande. Y nadie se digna a guiñarme un ojo. Sería tan fácil gritar acompañado...
Todo el universo para mí es pequeño.
No lo ves?
Si tú no estás... (8)
Las personas dedican canciones de amor a personas a las que no aman, sólo intentan crear momentos bonitos... Poca gente siente que el universo es pequeño. Poca gente siente lo que dice. "Te quiero, mi vida". ¿Mi vida? Palabras muy grandes.
También me frustra oír la calificación de determinados sentimientos. No todas las emociones tienen nombre.
Vuelvo a estar en la playa. Pero más cerca aun de la orilla. Hablo, no sé a quién. Me siento un tanto furioso, más bien decepcionado. Me siento solo, y le culpo.
"Yo me lo busqué"
Contesta sin voz ni cuerpo.
Quisiera saber quién eres, pero no me atrevo a preguntar. Siempre digo las palabras incorrectas cuando se trata de ti. Me pregunto por qué haces todo esto, me pregunto dónde te escondes, y cómo consigues que te escuche. Me pregunto si eres él o ella. Me pregunto a qué mundo perteneces. Me pregunto si más gente te conoce, o si soy el único afortunado. Me pregunto por qué me quieres, no he hecho nada por ti, y conoces bien mis defectos y debilidades. Me pregunto cada día cosas nuevas a los pies de esta orilla que se tambalea.
Ya ni mis textos conservan la cordura.
Sonrisas, abrazos, besos, "tequieros"... para mí. A quién veis cuando me miráis? Por qué no le veo yo también? Por qué siento que me alejo más y más de mí? Como si de una despedida sin beso se tratase. Me alejo sin mirar atrás mientras siento la mirada de mi yo pasado en la nuca. Es que nadie va a pararme?
Siento ansias de frío, para poder refujiarme y ocultarme en mi ropa de abrigo. Sólo la brisa fría en la cara me hace sentir vivo. Grita.
Como una larga pesadilla custodiada por una noche de fiebre y delirios.
Más adelantos de un futuro posiblemente próximo. Grita.
Terminaré el texto, lo publicaré a pesar de su desorden y locura, a sabiendas de que nadie lo leerá.
Luego ordenaré un poco esta pocilga. Quizás encuentre respuestar en algún rincón.
Voy a vestirme con la ropa que mejor tape lo que tengo dentro.
Me pondré mis amados zapatos marrones para cargar con mis recuerdos un día más.
Y luego... luego saldré a la calle sonriente, como solía hacer.
Voy a sonreir con la sonrisa más falsa que pueda lograr.
Espero que no duela. Pienso reirme de algún chiste cutre.