jueves, 28 de octubre de 2010


En textos anteriores he usado dos pareces de zapatos como metáforas sentimentales. Hace unos días vi otra simbología en mi vestimenta. Hace alrededor de un año y medio, en un viaje con el instituto, compré un anillo. Quería un anillo que me recordara que hay alguien para mí, quería una especie de alianza. Encontré el anillo que buscaba. Hoy día sigo poniéndomelo.


Hace relativamente poco fui a uno de esos mercadillos de antigüedades. Una caja llena de anillos colocada estratégicamente en una mesa. Me acerco, ojeo, y elijo uno. Tiene forma de corona. Pago y me lo llevo puesto en el pulgar. Me recuerda bastante al rey, no puedo evitar mirarlo y pensar en él.


Al día siguiente me incomodaba al escribir y lo cambié de dedo, al corazón. Miro ambas manos y descubro algo quizá insignificante, quizá importante. El anillo alianza está colocado adrede en el anular, el anillo en forma de corona, en el dedo corazón. El primero anillo, seguramente siempre quede ahí, pero fijaos bien, está en el anular. El segundo, que simboliza al rey, está en el dedo corazón. Quiero decir, la alianza está clara y firme. Rígida. Pero eso no impide que el rey sea importante, no impide que el rey esté en mi corazón.

1 comentario:

Unknown dijo...

Bonita metáfora y como siempre una bella historia.
Un Beso :)