martes, 5 de octubre de 2010

"No hay ningún lugar como el hogar..."





Dije con los ojos cerrados mientras golpeaba los talones de mis zapatos.
Así fue como regresé a mi cama. No fue gracias a la magia de los zapatos.
No. Fueron las ganas que tenía de despertar de aquel horroso y eterno sueño,
donde todo se veía color sepia.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

no hay dudas!
no hay ningun lugar como el hogar.

Loquenoves dijo...

Como en el propio hogar.. no hay nada por muy bien que se esté en otro sitio.
Un beso ^^ y gracias por pasarte =)

Unknown dijo...

¿Los zapatos marrones?
Pásate por mi blog, que te llevarás una sorpresa :)

Fran Costa dijo...

Sí, los zapatos marrones, pero al llegar a casa los miré, y se había vuelto de color blanco. Con cordones celestes.

Sweetdie dijo...

que foto O.O
la botella es del escorial?
un beso