"No hay ningún lugar como el hogar..."

Dije con los ojos cerrados mientras golpeaba los talones de mis zapatos.
Así fue como regresé a mi cama. No fue gracias a la magia de los zapatos.
No. Fueron las ganas que tenía de despertar de aquel horroso y eterno sueño,
donde todo se veía color sepia.
5 comentarios:
no hay dudas!
no hay ningun lugar como el hogar.
Como en el propio hogar.. no hay nada por muy bien que se esté en otro sitio.
Un beso ^^ y gracias por pasarte =)
¿Los zapatos marrones?
Pásate por mi blog, que te llevarás una sorpresa :)
Sí, los zapatos marrones, pero al llegar a casa los miré, y se había vuelto de color blanco. Con cordones celestes.
que foto O.O
la botella es del escorial?
un beso
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