miércoles, 1 de septiembre de 2010
Tumbarme en el césped a mirar las nubes. Dar un paseo por el estero para pensar. El fresco de la mañana nunca sienta mal. Notas musicales intentan convencerme para bailar. Vaya, llevan las de ganar. Cerrar los ojos y sentir algo que sabe bien. Nadie tiene la culpa, sentirse así es genial. Un mundo rodeado de penas y llanto, no colaboraré. Parto la parte que me toca, sonrío ahora que nadie mira, no quiero que pregunten por qué. Nadie entendería, porque ni yo sé. El entorno no es el apropiado, ¿y qué? Hace años escuché cuentos, hoy vamos a hacerlos realidad. Algunas palabras, un par de fotos. Vienen ideas, qué bonito es pensar, que a veces uno vive lo que logra imaginar. Musicalidad. Que rimen las estrofas de mi vida, que mi canción empieza a sonar. Un paso, y otro. Y otro y otro. Hoy no me canso de soñar. Quizás, mañana, ya no lo entienda, pero esto corre, hirviendo, por mis venas. Palabras, gestos, ¿qué mas dan? ya nadie los va a interpretar. Un loco suelto por ahí. Han doblado la esquina, si corres los alcanzas. Numerosos filósofos ansiosos de libertad, no saben que sus ataduras se rompen al cantar.
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