martes, 31 de mayo de 2011

Nos quedamos a solas, en silencio. Nos miramos, me abrazas. Te agarro para que no me sueltes, me besas, te beso. Beso a beso, sin pecado.

- Te quiero, fran.
- Sé que nunca me crees, pero yo te quiero mucho más.
- Qué va, yo más.

Y ahí debí llamarte gilipollas, debí decirte que no tienes idea, que yo te quiero mil veces más, porque soy yo el que vuela cuando sonríes, porque si tú me quisieras tanto estarías aquí, calmando esto, dándole sentido a esta tormenta que reviviría mil veces si fueras tú la recompensa.

Pero me callé, dejé que me agarraras de la mano arrastrándome donde la realidad gana terreno, donde eres tú el que me quiere menos.

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