miércoles, 18 de mayo de 2011

Anoche volvieron a convencerme los barrotes de agua, me hicieron ir a verte. Nos sentamos en el balcón donde alguna vez lloré, y te conté. Te conté toda la verdad, de principio a fin, incomprensible e irritante, porque ni yo la entiendo. Te dije todo lo que había en mi pecho, en mi mente. Y no recuerdo bien el final, creo que te besé, o me besaste, o quizá ninguno hizo nada, pero ambos queríamos. Al despertar del trance entre gota y gota intenté asumir lo imposible, y es por eso que a veces lloro, porque no hay respuesta a esa cosa sin interrogación, porque no hay camino ni contigo ni sin ti. Como tú no hay nadie.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que pena sufres mucho por esa persona