En fin, mírame, estoy aquí amenazando al Destino, achicando a la corte. Nunca un hombre fue tan arrogante.  Pero, ¿qué queréis que haga? vosotros me enseñásteis que no hay mayores leyes que las que rige un corazón, y aquí el prepotente se niega a aceptar un futuro tan llantino... seguro que hay otra manera de volver a dormir sin viajar por las agujas del reloj, seguro que hay una manera de que ambos comamos perdices con quien debamos comerlas.

Hace casi siete semanas que no sé nada de ti, no sé cómo te va o si has besado a alguien más. Hace casi siete semanas que me siento hueco, que recito poemas tramposos. Hace casi siete semanas que me quemé los dedos con una colilla.

Cada noche hago uno de mis famosos viajes en el tiempo, esos que yo te solía contar, y vuelvo a la maldita noche en la que nos volvimos enemigos, intento cambiarla, intento evitarlo todo, intento dejarte claro lo mucho que te quiero, pero cada noche, tras el viaje, vuelvo a mi cama, con lágrimas en la cara, los dedos quemados y el mismo vacío en el pecho.

Y aunque aprenda a vivir sin ti siempre te echaré de menos.

Son casi las cuatro de la mañana, hace calor y tengo el corazón roto. Hoy como hace dos años intento huir de éste sentimiento entre palabras sin leer, supongo que por tratar de darle forma a algo amorfo, por tratar de buscarle utilidad o simplemente para que alguien entienda por un segundo como hoy, noche calurosa de corazón roto, el tiempo se para, la luna calla y el reloj de cuco se queja.

Como siempre que me siento así me apetece hablar de brujas, de maldiciones, bendiciones y horribles marrones capaces de enamorar con su perenne apariencia. Pero esta noche es diferente, quizá por una frase leída en buen momento, quizá por la nostalgia de amores pasados, quizá porque mi amor por el rey es mayor que cualquier pena presente, o quizá sea por la egoísta razón de querer encontrar otro amor al que decirle que le quiero cuando nuestros cuerpos lo dicen todo.

Y entre locuras bipolares, fantasmas del pasado, sueños del futuro y miedos del presente, hoy intento reunir el valor necesario para nacer, para guardar cada recuerdo bueno y quemar los malos. Me encantaría acompañar este nuevo momento con un pequeño Bibidi-Babidi-Bu, pero no hay manera de darle forma a semejante esperanza que nace de pena amarga, no hay quien entienda el sueño que nace de semejante recuerdo cruel. Y si pudiera pedir un deseo, a riesgo de desear su amor, tan sólo pediría un poco de ayuda para encontrar lo que no sé buscar, aquello que me enseñe que no necesito liberarme, aquello que me enseñe que, sin más, ya soy libre.

Esa divinidad que creen alcanzar determinadas personas que no conocen más que lo que les muestra un espejo que al parecer resulta ser tan mágico como mi escobilla del wáter.

No consigo recordar las palabras mágicas que nos inventamos cuando las brujas en escobas eran más reales que el miedo a fracasar.

Esto no es más que un intento de desahogo por haber recordado que una vez me crucé a Cupido, y a falta de otro pa de alas mis pies tuvieron que seguir en la tierra.

Pensadlo bien, todos los cuentos tienen una bruja mala y, si os fijáis detenidamente, podréis daros cuenta de que el cuento no tendría final feliz sin ellas. Nada hubiera podido hacer la sirenita si la bruja no hubiera hecho ese maléfico trato con ella, y Cenicienta, esta chica no habría tenido el mejor traje de toda la gala si su madrastra no hubiera roto el anterior, y Aladdin, él jamás habría encontrado al genio de la lámpara que tan feliz le hizo si el malvado Jafar no hubiera intentado timarle en la Cueva de las Maravillas. Entonces, yo solito y tras mucho quebrarme la cabeza, llego a una conculusión que os cuento para que toméis como consejo; si tenéis una bruja en vuestra vida pensad, que será muy mala y os intentará robar vuestros zapatos de cristal, pero cuando todo termine dadle las gracias por haberos dado un cuento de hadas.

Y es que lo que siento es un "que ni fu ni fa", es un "sí porque sí", que lo que realmente quiero es un beso a lo Amelie.

Yo:
*a veces creo k es mi condena
*k nunca acabará
*como estas peliculas cutres de antena3
*del malo malísimo q vuelve cada vez q le olvidas
*yo era tan feliz
*con su beso rocé el cielo
*y luego miseria
*pero vaya
*no podria decir q me arrepintiese
*todo eso me llevó hasta aki
*y sé k voy x buen camino
*las nubes siguen cantando
*el rubio sigue esperando
*y ademas de locos, conoci un rey
Él:
*UN CUENTO
Yo:
*un cuento donde las brujas son buenas
*el principe no es azul
*y el que mas llora es el malo
*mi cuento al fin y al cabo

No tengas miedo, porque eres la rosa de este Principito, por la que se queda en este pequeño asteroide. No te preocupes, siempre seremos tú y yo. Tú y yo.

Te quiero tanto que he vuelto a ver estrellas fugaces y he vuelto a quedarme en blanco, porque de nuevo no supe qué pedir, porque de nuevo lo tengo todo. Que caigan todas las estrellas, pero que nunca caiga tu corona.

♥

Precioso regalo nuestra música, precioso regalo encontrarte.

Romperé el despertador si mañana vuelve a sonar, aunque poco va a arreglar, sé que te va a hacer reir que me intente despertar. Porque todo lo demás, qué mas da, si te puedo abrazar sin parar, exprimir más nuestro amor cada tarde al pasear. Guardaré algo de querer por si alguna vez te vas, al igual que estás aquí, que cada vez me quieres más. Hoy te quiero agradecer que no te canses de mi retorcida forma de ser. Y vamos a aprovechar que esta tarde brilla el sol, por si el lunes cambia el tiempo y con él cambia nuestro amor.

Y ahora que debería, no tengo miedo.

Nos quedamos a solas, en silencio. Nos miramos, me abrazas. Te agarro para que no me sueltes, me besas, te beso. Beso a beso, sin pecado.

- Te quiero, fran.
- Sé que nunca me crees, pero yo te quiero mucho más.
- Qué va, yo más.

Y ahí debí llamarte gilipollas, debí decirte que no tienes idea, que yo te quiero mil veces más, porque soy yo el que vuela cuando sonríes, porque si tú me quisieras tanto estarías aquí, calmando esto, dándole sentido a esta tormenta que reviviría mil veces si fueras tú la recompensa.

Pero me callé, dejé que me agarraras de la mano arrastrándome donde la realidad gana terreno, donde eres tú el que me quiere menos.

Esa 'H' valió la pena, pues con cada lágrima contada me adentré en un mundo de locos, de sombrereros, de enmascarados, de casualidades y columnas de arena. Poco a poco descubrí cosas más grandes que el cielo, conocí a un rey, a un soñado moreno, un falso príncipe blanco y un gemelo problemas. Y ahora toca elegir entre ese mundo u otro. Tonteando con un anillo en forma de corona pienso la decisión más acertada.

La verdad es que no sé cuál es más tonto de los dos. Cuál más cobarde.

No eres el amor de mi vida, pero hasta ahora nadie me ha hecho tan feliz.

Qué genial volver a ser amigos. Te eché tanto de menos entonces, que cuando las brujas me dijeron que esto sucedería no les creí. Amigo mío, si fue un placer compartir contigo mi infancia, lo será también compartir mi presente.

No es que esté triste, es que la última vez que me tragué palabras se me hicieron un nudo semestral. Y ahora estamos en la fecha, ahora el tiempo se cruza y el espacio no es espacio, como la esquina en la que espera un monstruo, como el muelle donde espero yo. Un chaquetón rojo, un espejo redondo, un grupo de música, un par de anillos, un camaceo con la foto errónea, una infidelidad no consumida, unos zapatos rotos y otros decoloridos, arena embotellada, fotografías borradas y el mismo sol que ayer.

Anoche me acosté tarde, sólo tuve los ojos cerrados unos segundos antes de levantarme de nuevo de tu cama. Me acerqué a la ventana para que me diera el aire, el corazón me latía fuerte, sí, ya sabes, como me ha pasado tantas veces. Luego viento, furia, vacío. Me repito que no es real, una y otra vez, y tú me miras desde la cama, con cara de confusión. Vacío. Despertar.

Queda poca arena por caer, con el último grano decidiré qué reino.
Aunque todos sabemos que rey sólo hay uno.

Las estrellas se teñirán de marrón y azul y luego caerán cuando los cuerpos iguales se muerdan ante fuegos danzantes. Y es que el espacio y el tiempo son tan relativos, alternativos, desquiciantes y mágicos. Embotella arena, oye el mar. Volvamos a empezar. Y es que no se trata de teoría ni práctica, no es ni mente ni razón, es el empuje de un búho de madera, de unos zapatos medio rotos, de una luna que sonríe, de un príncipe que regresa.

Anoche volvieron a convencerme los barrotes de agua, me hicieron ir a verte. Nos sentamos en el balcón donde alguna vez lloré, y te conté. Te conté toda la verdad, de principio a fin, incomprensible e irritante, porque ni yo la entiendo. Te dije todo lo que había en mi pecho, en mi mente. Y no recuerdo bien el final, creo que te besé, o me besaste, o quizá ninguno hizo nada, pero ambos queríamos. Al despertar del trance entre gota y gota intenté asumir lo imposible, y es por eso que a veces lloro, porque no hay respuesta a esa cosa sin interrogación, porque no hay camino ni contigo ni sin ti. Como tú no hay nadie.